Condenación con gusto

Nunca he entendido qué diablos tiene que ver la comida con la religión y la relación del ser humano con la divinidad. Eso de que haya alimentos prohibidos -- total o temporalmente -- me parece una de tantas supercherías que pasan por creencias con alguna legitimidad. He leído la Biblia, y sé de dónde vienen estos absurdos. Francamente, yo no le haría caso a un libro que, sin ser de cocina, pretenda meterse en cuestiones culinarias. Para mí, el churrasco y la cerveza son «sagrados».

Con ellos, me condeno con gusto.

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