Por arrogantes...

El fracaso del baloncesto puertorriqueño en clasificar para el torneo olímpico -- aun en forma tan secundaria -- debe servirnos de lección de humildad. Hace unos días, me parecieron desacertadas, por arrogantes, las expresiones del dirigente de nuestro equipo nacional, desmereciendo al equipo griego, el cual terminó derrotándonos.

A esa actitud hay que añadir la de mucha de nuestra gente, que piensa que, por contar en nuestras filas con jugadores o exjugadores de la NBA -- «el mejor baloncesto del mundo», no se cansan de repetir -- nuestros contrincantes se van a amilanar, y los vamos a derrotar fácilmente.

Acabamos de ver que no es así.

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