Un país en avanzado estado de descomposición
Aquellos que siempre han creído ciegamente en la omnipotencia del Imperio estadounidense y que todo en la metrópoli es miel sobre hojuelas han tenido un rudo despertar de esa fantasía, vistos los apuros económicos que padecen y el desastre de salud pública de la pandemia en su suelo.
Añádase a ello el racismo homicida - gran parte del cual surge de las supuestas fuerzas del orden público del propio Estado - y se tiene un cuadro en extremo negativo de la jactanciosa sociedad que se cree modelo de democracia, derechos humanos, civilización y progreso.
Y de esa sociedad tan enferma por los cuatro costados es que hay un montón de gente que quiere que seamos parte oficialmente. Que seamos igual que ellos.
Prefiero la muerte.
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