El desastre reglamentario: 30 años después

Sé de lo que hablo. Hace 30 años que desde la Oficina del Secretario de Justicia de Puerto Rico estuve a cargo de poner al día los reglamentos gubernamentales de acuerdo con una ley recién aprobada. Por varias razones, fue una labor más complicada que lo que tenía que ser.

Así que no me sorprende el estado de situación que se informa al respecto. Los malos hábitos y las malas prácticas no mueren fácilmente; es más, se resisten a hacerlo. No hay ni siquiera dentro de las esferas del Poder Ejecutivo conciencia de la importancia de los reglamentos. De ahí su descuido.

Muchos de los problemas que terminan en los tribunales -- y allí terminan mal - se deben a la situación desastrosa de los reglamentos de las agencias gubernamentales. Se gobierna al margen de la legalidad, en ausencia del complemento jurídico de la ley para su instrumentación o con uno fallido. Lo sabemos y no nos importa.

Así es nuestro supuesto estado de Derecho.

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