¡Arde la colonia!

El problema con una renuncia de Rosselló es que, a corto plazo, nos dejaría en manos de Rivera Marín, un remedio peor que la enfermedad. No que el resto de la línea de sucesión sea mucho mejor, pero el Secretario de Estado es demasiado desastroso como para que se encargue de lo que queda del gobierno de Puerto Rico. Al paso que esto va el próximo gobernador será un americano mandado por el Presidente de Estados Unidos, como en los viejos tiempos del siglo 20.

Si bien la colonia nunca ha sido un modelo de gobernanza, el descalabro actual es de tal naturaleza y magnitud que amerita que se tomen medidas extraordinarias para atenderlo. Desde el punto de vista de la metrópoli, el proceso de desmantelar el poco gobierno propio que comenzó con la Junta de Control Fiscal podría culminar en el nombramiento de un gobernador para el país.

Eso o darnos la independencia, para desentenderse de este desastre. Ojalá fuera lo segundo, que aquí hay gente buena y capacitada para gobernarnos.

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