Entradas

Un demente anda suelto

En estos días me preguntaba calladamente dónde estaría el alucinado de Juan Guaidó, del que no se escuchaba nada hace tiempo. Pues, parece que me «oyó»,y ha salido con una de las suyas, nombrando a unos supuestos «funcionarios» de su supuesto «gobierno». Gente que, definitivamente, tiene que estar tan desquiciada como él, para seguirle en esta aventura enajenada. Porque una cosa es que la oposición en un país se organice, y otra muy distinta es que actúe como si tuviera el poder político y se haga nombrar con títulos que no le corresponde. Ni siquiera los países que han hecho el ridículo internacional reconociendo a Guaidó como presidente han podido hacer nada concreto al respecto. Desconocer la realidad porque no sea de nuestro agrado es una muestra de locura. Guaidó y los que lo siguen hasta ese punto no se hacen ningún favor al proyectarse como alienados, pues ¿quién va a confiar en gente que vive en un mundo de fantasía? El pobre loco habla solo, y ya nadie le hace caso.

Corrupción y dependencia

La denuncia de que a una empresa puertorriqueña no la incluyeron en las 33 con las que el gobierno de Puerto Rico cuenta para auxiliar en los trabajos de recuperación del sistema eléctrico luego del próximo desastre natural confirma lo que ya sabíamos: esto es un racket para beneficiar los intereses de empresas de Estados Unidos. Algún día se conocerán los detalles de este descaro. Los funcionarios nuestros son tan estúpidos que ni siquiera disimulan mínimamente el favoritismo que hay de por medio. Le hubiera bastado acordar con 32 de allá y una de acá, pero ni siquiera ese aguaje han querido hacer. Una vez más se desmerece lo nuestro, haciéndonos creer que lo foráneo -- sobre todo, de Estados Unidos -- es mejor, y se fomenta la mentalidad de la dependencia extrema en los recursos externos. El país se perpetúa como uno acobardado ante los retos de la vida e inseguro de su capacidad para solucionar sus problemas por sí solo.

Una ofensa intolerable

La desfachatez con la que Bolsonaro se ha manifestado con respecto a la esposa del Presidente francés es ciertamente insólita. Algo así sería causa para el rompimiento de relaciones entre los dos países. Si los brasileños tienen un mínimo de vergüenza, deberían imitarnos y sacarlo de la presidencia. Pasarse de la raya de esa manera es indigno de un jefe de Estado, y pone en entredicho las relaciones de su país con el resto del mundo. Debería producirse un repudio mundial a esas expresiones, a la vez de acciones concretas para excluirlo de la comunidad internacional. Tolerar conductas como ésta y las de Trump por el estilo es degradar el discurso público y colocarlo a un nivel bajuno que nos ofende a todos.

Descansemos todos en paz

Aunque la experiencia ofrece casos extraordinarios de supervivencia, me parece que el de los náufragos de Fajardo no es uno de ellos.Todo parece indicar que la temeridad que los llevó a aventurarse en el mar en un bote que hacía agua -- según ha relatado un testigo -- para probar un motor les pasó factura de manera terminal. Dos semanas de búsqueda sin éxito es más que suficiente para que se disipe la esperanza razonable de encontrarlos con vida. Incluso, resulta improbable que se encuentren sus cadáveres. Entendido el dolor de sus familiares y seres queridos, hay que ser realista y aceptar que no hay más que hacer. Continuar la búsqueda es no solo inútil, sino hasta un riesgo para la seguridad de los rescatistas. Quede el ejemplo para quienes en el futuro consideren embarcarse en condiciones conocidamente peligrosas.

Nigger, cuando corresponda

Tan racistas como son en la práctica, los americanos creen que con decir the N - word , para no decir nigger , demuestra su gran sensibilidad en el tema racial.  Es decir que ni siquiera para ilustrar esa forma de insultar a un negro se puede usar la palabreja, algo que me parece una solemne pendejada, pues, cualquiera distingue la intención con la que se usa la palabra en uno u otro caso. La realidad es que los problemas de los negros en Estados Unidos -- que son muchos y muy graves -- no se resuelven con esta muestra de falsa sensibilidad para no herir sus sentimientos.  Estoy seguro de que los negros preferirían un mejor trato de parte de sus conciudadanos blancos, aunque, de vez en cuando, y con fines ilustrativos legítimos se usara la palabra nigger.

Condenación con gusto

Nunca he entendido qué diablos tiene que ver la comida con la religión y la relación del ser humano con la divinidad. Eso de que haya alimentos prohibidos -- total o temporalmente -- me parece una de tantas supercherías que pasan por creencias con alguna legitimidad. He leído la Biblia, y sé de dónde vienen estos absurdos. Francamente, yo no le haría caso a un libro que, sin ser de cocina, pretenda meterse en cuestiones culinarias. Para mí, el churrasco y la cerveza son «sagrados». Con ellos, me condeno con gusto.

La muerte de los "malls"

El cierre de centros comerciales es una tendencia irreversible. Hay demasiados con demasiadas tiendas demasiado grandes. No hay economía en el mundo que pueda sostener algo así a largo plazo.  Aun en la mejor situación económica, el consumo personal tiene un límite, y los costos de mantener esas megatiendas terminan siendo demasiado pesados. El gigantismo que caracteriza el capitalismo lleva a unos excesos que luego resultan insostenibles. Obras faraónicas que no se pueden mantener sin cobrar precios exorbitantes. Entonces, la clientela empieza a mermar, y encuentra en la compra por Internet una opción con grandes ventajas. La quiebra es inevitable. Francamente, no entiendo por qué esta lección tan evidente desde hace tiempo no ha sido aprendida y aplicada en nuestro mundo comercial. Debe ser que la estupidez empresarial a la que me he referido en varias ocasiones previas es más grave que lo que he supuesto.