Infeliz año nuevo

Los seres humanos nos ilusionamos con la posibilidad del cambio hacia una vida mejor, con cada primero de enero. Y si bien ello es posible, ya al día siguiente empezamos a sospechar que vamos camino a lo mismo que creímos haber dejado atrás con la despedidad del año anterior. En los asuntos públicos, la desilusión se manifiesta rápidamente.

La tozudez del gobernador entrante en celebrar su toma de posesión con 400 invitados pinta mal para el país, por lo que revela de su criterio en algo acerca de lo cual debería haber una norma de salud pública clara y sin excepciones. Si en esto piensa así, hay que imaginarse cómo será en cosas importantes pero no de vida o muerte.

Añadámosle el desaguisado electoral que se proyecta hasta más de dos meses desde los comicios. Esa comedia de errores, que produjo la victoria del nuevo gobernador, deja al país con el convencimiento de que aquí ha habido fraudes a granel en las distintas vertientes del ejercicio electoral.

Así empezamos el 2021, nada feliz.

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