Tiempo de impunidad

La justicia siempre ha sido lenta, pero hay lentitudes que llaman mucho la atención. Cuando hay dinero, influencia y poder de por medio, entonces, el arrastre de pies en el funcionamiento procesal es más que sospechoso. Y si hay silencio o razones poco creíbles para ello, aumenta la suspicacia general.

No seamos tontos. El sistema investigativo puertorriqueño ha procedido y sigue procediendo de una forma extremadamente extraña en relación con los primeros individuos señalados en el esquema fraudulento con los fondos PUA, unos jovencitos alumnos de un colegio privado, ergo, de familias acomodadas e influyentes.

Increíblemente, la denuncia provino de algunas madres que inculparon a sus hijos. Pero, uno pensaría que la prueba de culpabilidad es superior a la de los juicios de Nuremberg. Tal parece que existe una parálisis institucional que impide que se proceda contra esos jóvenes.

Distraído con la pandemia y otros desatres naturales y políticos, el país ve que sigue pasando el tiempo y no pasa nada en relación con este caso, que va camino a la impunidad.

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