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Mostrando entradas de octubre, 2020

Si es Goyo, tiene que ser malo

Lo revelado acerca de la trayectoria del ahora senador Matías es algo bochornoso y es muestra del deterioro moral de las autoridades en este país. Que una persona con ese historial haya logrado llegar al Senado de Puerto Rico demuestra lo bajo que ha caído la gestión pública en nuestro medio. La impunidad con la que este hombre ha desempeñado su función como agente del orden público, a costa del pueblo de Puerto Rico, añade insulto a la injuria. El impresionante número de votos obtenidos por él por parte del partido que lo postuló en sus elecciones internas da la medida de la crisis moral en esa colectividad política. Así se premia el abuso policial y la bravuconería, y se burlan los principios de derechos humanos, de la llamada «reforma policial» y del buen gobierno en general. ¿Puede esperarse algo bueno de un partido y gobierno así?  

La libertad: cueste lo que cueste

Los fundamentos o las razones para favorecer u oponerse a algo son importantes, pues revelan los valores de cada cual. Reducir la situación futura de Puerto Rico frente a Estados Unidos a una cuestión económica es bochornoso. La libertad política de un pueblo no es ni debe ser un asunto de dólares y centavos. El derecho a la libertad no se discute; no porque no haya argumentos sólidos a su favor, sino porque la mera discusión valida la posibilidad de que se niegue legítimamente. Una vez se entra a discutir la conveniencia económica de ser o no ser libre se trastoca el principio moral que no puede estar en discusión: la libertad de un pueblo es un derecho humano inalienable. El error conceptual y táctico de esa discusión es que siempre habrá opiniones interesadas y tendenciosas basadas en «datos» para favorecer la negación de la libertad porque «no conviene», de acuerdo con «expertos» a sueldo. La libertad e independencia es un valor absoluto que no se discute. Se explica cómo se ha de ...

El Imperio seguirá imperturbable

  Una vez más, muchos en la colonia caribeña ponen sus esperanzas en un cambio de gobierno en la metrópoli.  Pero, ya deberíamos habernos convencido de que eso es una ilusión - peor, una fantasía - porque el Imperio puede cambiar en otras cosas, pero no en su determinación de retener a su territorio en el Caribe. Los cambios a los que están dispuestos los amos son los que tienen que ver con los de más o menos transferencias de fondos para mantener a flote la economía de la dependencia en la colonia. Pero, de eso a un cambio fundamental en la relación hay un trecho abismal que los yanquis no han querido recorrer nunca. El americano se dio cuenta hace décadas de que los colonos se contentaban con un aumento en migajas, sin pretender mayores libertades. Mientras, el anhelo de integración de muchos se estrella contra la pared infranqueable del asco estadounidense a un pueblo  de tez oscura y otra cultura. Asimilistas y autonomistas juegan a ser parte de la política metropolit...

Un país en avanzado estado de descomposición

Aquellos que siempre han creído ciegamente en la omnipotencia del Imperio estadounidense y que todo en la metrópoli es miel sobre hojuelas han tenido un rudo despertar de esa fantasía, vistos los apuros económicos que padecen y el desastre de salud pública de la pandemia en su suelo. Añádase a ello el racismo homicida - gran parte del cual surge de las supuestas fuerzas del orden público del propio Estado - y se tiene un cuadro en extremo negativo de la jactanciosa sociedad que se cree modelo de democracia, derechos humanos, civilización y progreso. Y de esa sociedad tan enferma por los cuatro costados es que hay un montón de gente que quiere que seamos parte oficialmente. Que seamos igual que ellos. Prefiero la muerte.  

Dios quiera...

El desideratum de «amar al prójimo como a ti mismo» - de suyo, siempre muy cuesta arriba - ha tenido estos días una prueba extremadamente fuerte para todo el mundo. Confieso que me cuento entre los que han fallado. Este mortal, fallido como es, no ha podido sustraerse a la tentación de pensar que quizá el Destino ha venido al rescate de una humanidad sometida a un flagelo que cada día se hace más insoportable. Yo no sería un ser humano, si no me sintiera así, y creo que ese sentimiento se registra en todo el globo terráqueo. Han sido cuatro años de pesadilla, y la mera posibilidad de que haya que soportar cuatro años adicionales es demasiado para los espíritus encarnados que habitamos este planeta. Así que rogamos que Dios nos saque de pena y nos deje descansar.