Una tarea para el DMO

El embeleco del DMO, montado para favorecer a unos empresarios que se lucran con una supuesta gestión turística que duplica la de la Compañía de Turismo, continúa sin producir gran cosa para el país. El afán privatizador, que parte de la tesis ideológica de que el sector corporativo tiene per se un conocimiento y un talento especiales y superiores a las del sector público, ha llevado al Gobierno de Puerto Rico a encomendar a unos alegados gurús una buena parte de la estrategia turística del país, por una compensación más que jugosa, sin que hasta ahora se hayan visto los grandes beneficios prometidos.

Cierto es que la pandemia ha trastocado todo y, particularmente, el turismo, pero es de suponer que gente del supuesto calibre de los integrantes de esta entidad tendrían los recursos para elaborar el consabido «Plan B» y «C», de ser necesario. Pero, que sepamos, no hay tal cosa. Por lo menos, debieron haber metido la mano para ayudarnos a sanear el turismo chusma que hemos padecido en época reciente. He ahí una buena tarea para esos desocupados bien pagados: lograr que más gente decente nos visite, y no esa ralea del Norte.

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